domingo, 18 de noviembre de 2012

Los Mayas: Puertas al Inframundo


Los Mayas: Puertas al Inframundo

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Para los antiguos Mayas, la muerte no era el fin definitivo de la existencia, sino que el alma del difunto se trasladaba al Inframundo (llamado Xibalbá, por los quichés y Metnal, por los yucatecos). En tal sentido, las cuevas y las fuentes de agua eran consideradas pasos simbólicos entre el mundo terrestre y el subterráneo.
Los Mayas creían que los fallecidos podían regresar, en ocasiones, al mundo de los vivos, e intervenir en los asuntos de éstos. Del mismo modo, los vivos –también- podían realizar el viaje inverso, y adentrarse –temporalmente- en el territorio de las tinieblas, en muchos casos, durante los sueños o mediante el uso de drogas alucinógenas.
Al igual que otras muchas culturas, los Mayas se sirvieron del uso de drogas y bebidas alcohólicas (como el balché, compuesto de agua, miel y de la corteza de un árbol) para la celebración de ritos religiosos, en los que se propiciaban estados alterados de la conciencia.
En esas bacanales, oficiadas en cuevas o en edificios de estructura laberíntica, los participantes sentían que el alma abandonaba sus cuerpos y entraban en contacto con los antepasados y los dioses, a quienes acudían en busca de consejo.
La mitología fantástica del Inframundo y su asociación con las cuevas como puertas de acceso al mundo de los muertos, quedó plasmada en esa gran obra universal que es el Popol Vuh. La travesía de los héroes gemelos Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú por el Xibalbá, nos lleva a conocer los reinos de la noche y la oscuridad, donde habitan los dioses que dan vida y muerte a todos los seres.
Entre el amplio abanico de dioses, en el que destacan el dios celeste Itzam Na o Itzamná, el astro rey Kinich Ahaw, la diosa Luna Ixchel o el señor de la lluvia Chac, sobresalen –además- otro grupo de dioses terrestres, vinculados a las entrañas de la tierra y al Inframundo, “el lugar del Temor”. Precisamente, este aspecto de la religiosidad Maya es uno de los más apasionantes de dicha civilización: su llamativo interés y fascinación por el “Otro Mundo”, en torno al cual tejieron multitud de ritos, creencias y costumbres.

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