domingo, 18 de noviembre de 2012

El Matrimonio Maya


El Matrimonio Maya

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El matrimonio es una institución social que crea un vínculo conyugal entre sus miembros, un lazo reconocido socialmente, ya sea por medio de disposiciones jurídicas o por la vía de los usos y costumbres del pueblo.
Al adentrarnos en el mundo Maya de Yucatán, encontramos que, durante el siglo XVIII y principios del XIX, se acostumbraba a que los varones se casaran con 17 o 18 años y las mujeres a los 14 o a los 15.
Los padres preferían, para sus hijos, muchachas de la misma clase social y del mismo pueblo. Además, se consideraba de espíritu mezquino al hombre que buscaba compañera para sí o para sus hijos, en lugar de acudir a los servicios de un casamentero profesional (ah atanzah).

Una vez elegido el casamentero, se hablaba sobre la ceremonia y se fijaba el monto de las arras. Estas se componía, generalmente, de vestidos y otros artículos de poco valor, que eran pagados por el padre del novio al padre de la novia; por su parte, la madre del novio preparaba la ropa de su hijo y de su futura nuera.

Todo lo anterior fue descrito por el Dr. Sylvanus G. Morley, un eminente arqueólogo Mayista y sabio Norteamericano, en su obra “La Civilización Maya” que, quizá, sea uno de los documentos históricos más autorizados sobre la civilización Maya. El sabio norteamericano relata, también, que el día de la ceremonia, se reunían en la casa del padre de la novia, donde el sacerdote pronunciaba un discurso con los pormenores del convenio matrimonial; después sahumaba la casa, decía sus oraciones y bendecía a la pareja. La ceremonia terminaba con una comida que se le ofrecía a la concurrencia.

Desde ese momento, el yerno se quedaba en la casa de los padres de su mujer, trabajando para ellos por espacio de seis o siete años. A la suegra le correspondía estar pendiente de que su hija le diera de comer y beber al joven esposo, como muestra de que reconocían el matrimonio. Sin embargo, si el joven cónyuge dejaba de trabajar durante el tiempo acordado, podían echarlo de la casa.

Aunque los Mayas eran monógamos, el divorcio entre ellos era cosa muy sencilla y ocurría frecuentemente. Había hombres que se casaban 10 y 12 veces, y de la misma libertad disfrutaban las mujeres para dejar a sus maridos y tomar a otro por esposo, según testigos españoles citados por el Dr. Sylvanus G. Morley.

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